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Hay sesiones que ya vienen con historia.
Alma es la pequeña de la familia… y su hermano Gael no solo vino a la sesión, vino a celebrarla.
Conocí a Gael cuando él era el recién nacido, y desde entonces lo he fotografiado en varias etapas. Esta vez llegó emocionado, como quien lleva semanas esperando este día. Se asomaba curioso al set, proponía colores, miraba cada complemento como si todo aquello también fuera suyo.
Y lo era, en parte. Porque este recuerdo también habla de él: del hermano mayor orgulloso, del niño que acaricia con ternura y ríe con ganas.
La llegada de un nuevo bebé no solo cambia la vida de los padres. También transforma el lugar que ocupa cada uno en la familia. Por eso, conservar estos instantes no es solo guardar una foto bonita: es guardar el paso del tiempo, la herencia emocional, el vínculo que crece.
Estoy profundamente agradecida a todas las familias que regresan, que confían de nuevo en mi mirada para contar su historia. Volver a veros y acompañaros en distintas etapas es un regalo que no doy por hecho.
Si estás esperando un bebé y sueñas con tener un recuerdo así, te cuento algo importante:
Las sesiones newborn se reservan durante el embarazo. Es una prereserva en base a tu fecha prevista de parto, y una vez que nace el bebé, ajustamos el día exacto.
¿Por qué con antelación?
Porque las fotos posaditas, como las que ves aquí, se realizan en los primeros 15 días de vida, cuando aún conservan esa calma y flexibilidad del recién nacido.
Así que si estás leyendo esto con un bebé ya en el horno… es el momento perfecto para escribirme 🙂
